Se acerca la hora y me invade el nerviosismo porque quiero llegar lo antes posible. Pero no corro ni empujo ni intento colarme .
Mientras llega mi turno hablo en voz muy bajita, casi un susurro, por si acaso los libros que me esperan se asustan y se esconden.
Si tengo que esperar un poco, aprovecho para pensar sobre el libro que voy a dejar, si me ha gustado (para buscar otro parecido), si era un poco aburrido o difícil o pesado para buscar otro más atractivo .
En esta biblioteca, no es necesario estar en silencio, pero si con un tono de voz que no moleste a los demás.
Los ruidos fuertes son desagradables y por eso procuro no hacerlos al mover las sillas u otros objetos.
Trato los libros con cuidado como si fueran algo especial, a lo mejor consigo atrapar un trozo de historia…, una palabra mágica.
Tengo que acordarme de colocar en el mismo lugar cada libro que cojo, para que pueda descansar hasta que otro niño lo elija para llevarlo a su casa.
Recuerdo registrar el préstamo antes de salir.
Aviso al profesor responsable si veo algún desperfecto.